Reseña: «El mentiroso»

 

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El suspense español tiene nombre propio desde aquellos tiempos de Tremore Beach. Mikel Santiago nos ha dejado otro novelón cargado de intriga y giros de más de 360º.

Lo primero que destacaría es el estado mental en que se halla el personaje pincipal. Es víctima de un torrente de emociones y sensaciones inexplicables que deberá ir desmarañando a lo largo de la obra con el objetivo de recordar para sobrevivir. Asimismo, es el centro de las miradas por su forma de actuar, lo que le pondrá bajo una presión complicada de soportar. En definitiva, tenemos un aura de tormento e incertidumbre desde la primera página.

El emplazamiento de la obra es otro punto a favor. Siguen apareciendo no solo esas casas solitarias cercanas al mar, sino otras alejadas del mundanal ruido con sus correspondientes secretos. Tampoco faltan las carreteras sinuosas y otros trayectos que han de recorrerse para hallar respuestas... con todos sus riesgos. Los lugares no tienen desperdicio por esa atmósfera neblinosa que los caracteriza.

El secretismo es también un aspecto predominante. No solo el protagonista se guarda información personal, sino que también todo su entorno acaba escondido bajo una apariencia inesperadísima en algunas ocasiones. Dicho secretismo forma una telaraña invisible que solo se comprende cuando llegas al final de la obra. Te va a tumbar muchas —si no todas— teorías que te hubieras podido formar.

Por último, puede decirse que hay una referencia a la lucha por nosotros de quienes más nos quieren ante un aprieto. Se manifiesta de varias maneras y, a pesar del título de la obra, reina un ambiente de sinceridad y firmeza al respecto. Una vez más, la importancia de tener a tu gente cerca —aun sin notarla— es una evidencia que incluso hace reflexionar sobre hasta qué punto merecemos determinados favores.

Con un toque adictivo tras cada capítulo, unos vaivenes  argumentales embravecidos por las sorpresas que esconden las páginas y unos personajes que no se dejan indiferentes ni a sí mismos, El Mentiroso se convierte en una obra atractiva, amena de leer y que retumba en la memoria durante un buen tiempo.