No acostumbro a leer poesía ni libros para niños, pero o mejor que puedes hacer con un regalo es aprovecharlo y no he querido dejar pasar la oportunidad de descubrir a una autora que nos ha legado un ejemplo más de vocación por los más pequeños. Ahora verás:
Del libro destacaría el componente didáctico. Está compuesto de una serie de poemas en que intervienen palabras polisémicas y homónimas, todas contextualizadas de forma clara. Asimismo, inteligible es la diferencia entre ambos tipos de voces. Otro punto a favor dentro de este aspecto es la inclusión de la etimología: latín, griego, etc. se dan cita en estas páginas. Aprendizaje asegurado.
En el libro, la autora se ayuda del diccionario de la RAE, obra lexicológica de referencia en España. Ello facilita la comprensión del léxico elegido. Por ejemplo, si buscamos capa, aprenderemos que hay diferencias notables entre la prenda de vestir y lo que cubre algo, como una capa de azúcar. Se toman solo dos o tres acepciones de las palabras escogidas, por lo que la lectura se agiliza.
Al final del libro hay una serie de actividades, una herramienta magnífica para tratar de retener lo aprendido y entretenimiento de los peques (y de los no tan peques también). Este detalle les mantendrá alejados de las pantallas un rato mientras aprenden sobre nuestro idioma sin dificultad alguna.
Con un estilo sencillo y una pasión evidente por la enseñanza, Ana Egea nos deja una obra para indagar sobre las palabras, su procedencia y despertar la imaginación a base de unas rimas tan visuales que solo con una mirada se comprenden.
Como poco un libro más que interesante. Tomo nota. Un abrazo
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