El espejo egipcio nos trae una historia de suspense que parte de la adquisición de un espejo. Imagen tomada de www.amazon.es |
En primer lugar, destacaría la cadena de fenómenos inexplicables que se van sucediendo. Hay un elemento que va a condicionar la vida de los personajes, desde los más culpables a los que menos tienen que ver, los cuales percibiremos como encerrados en una espiral de extrañezas y misterio constantes a medida que avanzamos en la lectura. Este aspecto está bien logrado y ayudará a que nos eganchemos a la obra, sobre todo por el toque mágico de algunos de los hechos.
De aquí también destacaría la sucesión de figuras históricas. A través de ellas, nos daremos un paseo por diversas épocas y siglos y conoceremos, aunque desde la ficción, la vida y las inquietudes verosímiles de algunos personajes, todas con sus virtudes y defectos. El contraste, por supuesto, invita a disfrutar de la diversidad cultural y de las costumbres.
El libro puede leerse como una alegoría de las consecuencias de querer poseerlo todo: desde lo más nimo y surrealista hasta lo más ambicioso. Observaremos la evolución de los personajes en la obra a través de sus tentaciones y deseos de acaparar todo lo posible. Eso conlleva distintas consecuencias, las cuales no pasarán inadvertidas, y nos invitan a tomar control sobre los límites.
Por último, aunque pienso que algunos personajes no encajan con lo que esperaba de la obra, el elenco general es bueno, sobre todo los dos o tres principales, que incluso poseen carga didáctica en sus diálogos y están más que manejados por el destino que ellos mismos se han buscado, también con diversas consecuencias.
En conclusión, una obra amena y muy entretenida que te tendrá fácilmente pendiente de sus páginas gracias a la carga creciente de suspense, capítulos cortos y un lenguaje apto para cualquiera.
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