Transparente es una novela juvenil con cientos de giros interesantes. Imagen tomada de www.amazon.es |
En primer lugar, destacaría los contrastes de personalidad entre los dos personajes. Por un lado, la escasez de cordura, el estilo alocado de vida y el perfil de quien no sabe pensar dos veces las cosas; por otro, la racionalidad, la madurez y el ser consciente de los hechos ocurridos. Es una invitación a ver el mundo de dos formas distintas, favoreciendo la pluralidad y la tolerancia.
Destacaría también la evolución humana de los personajes a través de la obra. Verás que ambos están inmersos en unas circunstancias poco deseables, sobre todo para su entorno, algo que les hará abrir la mente de forma increíble y descubrir una realidad alternativa de la que se verán obligados a aprender por la fuerza. Con todo, adquirirán conocimientos y actitudes que sorprenden.
El arte callejero se refleja con vivacidad en el libro. Quienes gusten de hablar sobre pintadas urbanas en forma de grafiti podrán acceder a una sección de arte donde no se libran ni los objetos más inesperados. Se explora con cierto detalle el significado identitario de ser grafitero y de dejar tu marca allá por donde pases.
Preparaos para dosis de humor en abundancia. Las albergan el lenguaje, las acciones de los personajes y las reacciones del resto del mundo. El surrealismo más descabellado y, en ocasiones, troleante, se da cita a lo largo de varios momentos inolvidables y que, me atrevo a decir, querrías que pasaran.
Por último, en un plano más filosófico-psicológico, la obra puede leerse como una reflexión sobre las adversidades que se nos presentan en la vida y de qué mecanismos disponemos para sobrellevarlas. Un viaje hacia la resiliencia del ser humano y gestión de sus propias emociones.
De ágil lectura y narración sencilla, Transparente se convierte en una obra amena, divertida y que calará en quienes tengan por bandera la esperanza en todo.
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