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| Otra vuelta de tuerca se considera obra de referencia estadounidense sobre fantasmas. Imagen tomada de www.amazon.es |
En primer lugar, destacaría los emplazamientos. La historia tiene lugar en un paraje solitario en el que un lago y una antigua casa harán de anfitriones de todos los sucesos. Ojo al contraste de situaciones que se dan en un sitio u otro, a la intensidad con la que se presentan, porque cada vez se perciben de una forma diferente.
El elenco de personajes y las formas de actuar que tienen son dos elementos muy bien escogidos. Llama la atención que los hay de todas las generaciones, lo que conduce a formas diferentes de interpretar lo que sucede alrededor. Tantos los visibles como los «invisibles» se combinan muy bien en el desarrollo de la historia y le dan a esta un halo de misterio que nos acompañará casi desde la primera página.
Se explora con cierta profundidad el asunto del amor filial. La protagonista, sin hijos, velará por que a los peques de la casa no les falte la formación que no han recibido tiempo atrás y por otros aspectos que pudiesen afectarles. Muy verosímil con lo que es actuar ante y como una institutriz.
Por último, pienso que el libro cojea un poco en los diálogos. Mientras que la narración es muy cómoda de seguir, he visto las conversaciones un tanto engorrosas y complejas. Mucho de lo que se dice puede simplificarse en las interacciones puede simplicarse y significar lo mismo; los detalles son excesivos en varias ocasiones.
La incertidumbre, el deseo de querer saber y halos de solidaridad y empatía convergen con lo anterior para dejar en nuestras manos una obra entretenida y que se leerá en unos cuantos ratos.
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