12 de junio de 2017

Reseña: «Las cadenas del destino»

Las cadenas del destino es la novela que pone fin a la trilogía almohade de Sebastián Roa.
Imagen tomada de www.ediciones.com
La historia empezó con un libro que gané hace ya tiempo en un concurso. Se llama La loba de al-Ándalus y es de las mejores novelas históricas que he leído en mucho tiempo. Después llegó El ejército de Dios, que tampoco desentonó. Ahora, el cierre de las batallas de reinos cristianos contra los almohades ha aparecido con Las cadenas del destino, broche de oro para tan convulsa época que el autor ha recreado bajo esos tres volúmenes.

De esta obra destacaría el papel vital del vasallaje de las cortes en comparación con las monarquías cristianas de la época. Es chocante cómo los grandes poderes sucumben a sí mimos por no ser capaces de lidiar de forma eficaz contra sus propios problemas. Personajes que nunca han llevado una corona manejan los hilos del relato de tal forma que la hacen girar a su antojo, condicionando el devenir de los acontecimientos. Hay sitio para todas las clases sociales en este aspecto, algo que yo veo muy positivo.

Según Svetlana Alexievich, «la guerra no tiene rostro de mujer». Así reza uno de los títulos ensayísticos de la ucraniana ganadora del Nobel de Literatura en 2015. Pues esta obra bélica sí lo tiene. Matrimonios de conveniencia sin importar la edad, consejos, vaticinios, férreas órdenes e incluso las habilidades de seducción forman un conglomerado que deja al descubierto cómo pueden funcionar las cosas cuando de política trata el asunto. Da la impresión de hallar una segunda trama dentro de la principal en el que nosotros somos espectadores y ellas las protagonistas.

Otro punto a destacar es la referencia a cómo la literatura puede enardecer las almas hasta tal punto de despertar en ti un coraje que creías no tener. Me gusta este aspecto por el dramatismo y la tensión que se respira y cómo cierto manuscrito -no daré detalles para no estropear el argumento- levanta a todo el mundo para acudir al conflicto contra los almohades. Las cadenas del destino no lo muestra de forma muy explícita, pero los retazos que hay dan fe suficiente de la importancia de dicho manuscrito respecto a la población cristiana para afrontar su problema.

Por supuesto, tenemos conflictos diplomáticos garantizados, ambiente bélico de forma progresiva, inteligencia, traición, errores absdurdos en tomas de decisiones, restricciones de la época y la defensa firme de los valores ideológicos de cada bando recreados de forma espectacular y como la historiografía la ha reflejado. Esa acción que ocurre fuera del campo de batalla mantiene al lector atento en todo momento; lo que ocurra fuera de la contienda tiene influencia sobre lo que pasa dentro de ella.

Con todo, esta se convierte en una obra magnífica para concluir la trilogía almohade. Fácil de leer, adictiva por la tensa espera del conflicto y con la calidad narrativa de sus dos obras antecesoras, Las cadenas del destino promete al lector ávido de guerra literaria un plato fuerte pero sencillo de digerir y un compendio de esfuerzos por luchar por lo que se quiere.

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