19 de septiembre de 2016

Reseña: «Cicatriz»

Cicatriz es una electrizante novela de suspense publicada por Ediciones B. Imagen tomada de www.edicionesb.com
Si el verano te ha dejado cuerpo y mente relajados de más por esas apetecibles salidas nocturnas, visitas a la playa o cualquier otra actividad ajena a la literatura y quieres engancharte de nuevo a la lectura a buen ritmo, aquí tienes la receta: Cicatriz.

En la obra hay predominio constante de la tensión, la cual veremos que es progresiva. Mientras que al inicio encontraremos una exposición a muy grosso modo de lo venidero, todo empezará a complicarse. Las acciones se suceden muy rápido, las situaciones cambian drásticamente y cada paso parece traer fatales consecuencias si no se da correctamente. Una inyección de adrenalina lectora digna de una novela de suspense.

Accedemos también a explorar un problema histórico: la deshumanización. Veremos que parece que algunos personajes están ahí haciendo de piezas de ajedrez que mueves libremente para saciar tus intereses antes que como personas en sí. Escasean los sentimientos y se manifiestan el egoísmo, la crueldad e incluso la delincuencia. Da la sensación de que el lector está inmerso en una carrera por la supervivencia ante un mundo que los personajes hacen nocivo.

La violencia se muestra en muchas de sus formas y bajo varias causas. El «intentaré conseguir lo que quiero por las buenas» se echa a un lado y deja paso a una dinámica donde golpear física o emocionalmente al contrario se convierte en una victoria, por lo menos en apariencia. Son sorprendentes los giros que dan los personajes y situaciones en este sentido y cómo el devenir de los acontecimientos queda condicionado a partir de determinadas acciones. Cuando un ataque comienza ya no hay marcha atrás.

Hay que prestar atención a la dosis de inteligencia que contiene la obra. Sea con un fin más honroso o menos, porque de todo tiene que haber en la literatura, asistimos a un espectáculo brindado por la actividad cerebral y la experiencia para salir airosos de momentos comprometidos. Estos, plagados de dinamismo, enriquecen una obra que de por sí rebosa de buenos instantes.

Por último, interesantes son también los saltos en el tiempo que se dan a lo largo de todo el libro. Pasado y presente acaban convergiendo y haciendo encajar el rompecabezas. Ni una época ni otra echan en falta lo descrito párrafos antes, lo que deja al descubierto otra cualidad muy humana: que el paso del tiempo no tiene por qué cambiarnos, sobre todo si se persigue un objetivo

Con un lenguaje sencillo, frenetismo y unos toques ocasionales de humor, Cicatriz se convierte en una obra electrizante, magnífica para el insomnio cuando estás que te caes. En líneas generales, os va a gustar.

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