20 de septiembre de 2016

Ficción libre vs. Ficción impuesta

La ficción, que convive con nosotros desde el nacimiento, es un analgésico temporal que actúa contra el estrés del día a día. Se puede manifestar en muchas de sus formas y todas son tan válidas como otras. Sin embargo, existe una separación más firme entre lo libre y lo impuesto.

La ficción libre se encuentra en los libros. Es cierto que las descripciones modulan el cómo podamos imaginar un paisaje, un lugar, un personaje o incluso una escena donde se mezclen varios elementos, pero es que sin estas no hay guía posible. Las letras invitan a que dibujes en tu mente lo que quieres ver, la realidad con la que mejor te sientes en ese momento. Es una licencia que puedes tomarte como lector y que incluso es recomendable para hacer de lo que transmite tu relato una experiencia más completa. Posees el control sobre la situación descrita y tu realidad, la que defiendes a partir del texto, es tuya y de nadie más.

La ficción impuesta se halla en todo el material audiovisual. Entran en juego las acompañantes de la manta y de las palomitas en las noches en que el frío deja al personal en casa: las películas y las series. Música, efectos especiales, vestimentas estrambóticas, tonalidad variable de los diálogos. Todo esto viene dictado por lo que al responsable de dirección de la obra audiovisual le ha parecido conveniente. Con ello, mientras se disfruta de una experiencia mucho más interactiva, se pierde la capacidad de pensar, de imaginar lo que te están haciendo llegar. Paisajes, lugares, personajes y escenasd quedan igual para siempre.

Yo prefiero la ficción que se halla en los libros. Con esto no pretendo oponerme al cine ni a las series, pero soy de los que tienen preferencia por la lectura y por figurarme lo que provenga de ella antes que sentarme delante de una pantalla a ver recreaciones inalterables de la realidad. Influye en elegir una cosa u otra la experiencia previa: desde siempre me ha gustado más leer que sentarme delante de la tele. De hecho, me resulta difícil engancharme a series o películas. Ni unas ni otras me motivan lo más mínimo.

En cualquier caso, ambas opciones valen para pasar un rato entretenido. Ese rato que buscas de respiro dentro de tus quehaceres diarios y que no siempre encuentras.

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