21 de mayo de 2014

¿Leemos en verano menos que en otras estaciones?

Lelga la época estival, y con ella la asociación inevitable del calor al ocio y al descanso, sobre todo quien está desempleado o en edad de estudiar y se encuentra de vacaciones. Toca pensar en la playa, en la fiesta, en las salidas a darse una vuelta, etc. Sin embargo, ¿qué hay acerca de la lectura?

Leer es una actividad que requiere cierta concentración, especialmente si te dedicas a recordar lo máximo posible de todo lo que te narra la historia. Esto conlleva poner en funcionamiento la memoria y la atención. Quien ha estado leyendo mucho durante antes del verano o ha terminado su curso y quiere relajarse, es posible que quiera aparcar la lectura durante una pequeña temporada. ¿Pero y si en el transcurso del verano saliese otro libro de esa saga que estás siguiendo?

Las opciones son muchas. Hay quien prefiere llevarse un libro a la playa y mezclar el batir de las olas contra piedras y orilla con la actividad lectora. Hay también quien es capaz de largarse a un parque y ponerse con el libro en un banco donde hay sombra mientras le envuelven los sonidos de la naturaleza. Como no, también está quien en las calurosas noches estivales se sale al balcón de su casa y disfruta de un rato de la lectura a merced de la brisa que sople.

La cuestión es que cualquier época es buena para empezar un libro. Eso lo saben hasta las piedras. Sin embargo, sería interesante que algún estudio sociológico desvelara cuáles son los hábitos de los lectores en un período donde la vida ociosa toma el mando. Leer relaja y hace que te esfuerces por aprender y/o recordar lo que ves escrito. Por tanto, es complicado saber si en verano se lee menos o más que durante el resto de meses.

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