Las religiones han albergado siempre un poder inaudito sobre todos, más bien sobre quienes han deseado dejarse llevar por ellas (con todo el respeto, por supuesto) o han crecido en un entorno religioso. Es el caso de este brutal testimonio, del cual comparto mis impresiones.
En primer lugar, destaco la facilidad de empatizar con la autora. La narración en 1.ª persona conduce a sentir mucho más su caso dentro de la organización de la que formó parte. Es muy fuerte leer sobre los problemas de todo tipo que Soraya ha debido afrontar solo por estar dentro de aquel círculo: veréis que ni familiares ni amigos, pertenecientes o no a la congregación, se librarán de su influencia.
El libro describe a la mil maravillas cómo es la organización a la que Soraya perteneció: su jerarquía, normas, costumbres y visión del mundo forman un dibujo al que la mayoría de las personas no estamos acostumbradas y que incluso costará entender que existan por mucho que avancemos en la lectura. Hallaremos situaciones inusitadas en el día a día de los "mundanos" (leed y sabréis a quiénes me refiero) y con consecuencias que no pasan inadvertidas por su dureza.
Me ha gustado mucho asimismo la documentación que ha hecho la autora. Gracias a citas procedentes de textos bíblicos o de su organización, sin dejar atrás datos históricos ni del funcionamiento de esta, al lector no le resultará complicado entender por qué determinadas personas piensan y actúan de una manera muy concreta. Llaman la atención las interpretaciones de todo ese material.
Para ir terminando, solo añadiré que la 6.ª parte del libro, muy breve, es completamente desgarradora. Una explosión de dolor y frustración con la precisión de un tiro al centro de una diana.
Con un estilo directo y enérgico, Soraya desgrana con minuciosidad los entresijos de su antigua organización y refleja la importancia de pensar por nosotros mismos para lograr nuestros objetivos y alcanzar una vida plena.
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