De entrada, la historia está trenzada de forma maravillosa. Se nota que hay un gran trabajo de organización y descripción de detalles detrás. Aparte, el componente de suspense está muy bien trabajado y los giros argumentales son para no perdérselos. Un vaivén emocional que hace que cueste dejar de leer.
Me han gustado también las situaciones límite que experimentan los personajes, cada vez más peligrosas a medida que pasamos las páginas. La de cada uno es muy distinta respecto a la de otro, lo que aporta variedad y verosimilitud al manuscrito. En cambio, diría que les sobra toxicidad. Me ha dado la impresión de encontrarme rodeado de una atmósfera muy negativa que, sin embargo, no deja de ser el ejemplo de una realidad aberrante. Mezcla de sensaciones bien diferenciadas.
Un punto que me ha impactado es una reflexión a la que invita la obra: ¿hasta cuanto hay que implicarse por ayudar a los demás? En la vida encontramos personas que valoran o que desprecian lo que puedes hacer por ellas. 301 es, en este sentido, una ventana nítida al razonamiento sobre cuánto nos conviene hacer por el resto y por qué podemos no sentirnos correspondidos. Te hará plantearte si mucho de lo que has hecho por ayudar ha valido la pena o no. Sobresaliente.
El libro también nos deja un reflejo de la ambición desmesurada y de lo poco que vale el resto de lo que nos rodea cuando de dinero trata el asunto. Los ataques indiscriminados por salvaguardarse están garantizados; hasta en el bando de "los buenos" le costará hallar facilidades a la protagonista para enfrentarse a su turbio día a día. El "bien" contra el mal.
Con una prosa ágil y un cúmulo de sorpresas bien repartidas, la autora nos deja un relato estupendo que nos hace pensar sobre la miseria humana y cómo podemos combatirla con nuestras acciones, vayamos más lejos o menos. Tania es otra de esas tantas autoras menos conocidas que merece una oportunidad por lo que sale de su puño y tecla.
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