27 de septiembre de 2019

Reseña: «Baila, baila, baila»

Baila, baila, baila es una vorágine de aparente irrealidad desde el comienzo.
Imagen obtenida de www.amazon.es
He de decir que, hasta la fecha, no había leído nada de Murakami. Algunos no lo considerarán precisamente peccata minuta, pero es lo que hay. El estreno no ha decepcionado.

Desde el primer momento asistimos a una situación puramente enigmática, una característica que se va a extender a lo largo de la obra. El protagonista vive rodeado de una incertidumbre a la que desea poner fin y, para ello, no va a escatimar en esfuerzos, saliendo patra ello de su zona de confort y accediendo a una aventura que no dejará indiferente a nadie.

En el libro hay referencias constantes al valor del esfuerzo para conseguir lo que queramos. Veremos que el protagonista no se queda quieto a medida que le van surgiendo situaciones y se va cruzando con personajes de todo tipo y clase social. Muchos de ellos tendrán influencia directa sobre el devenir de la historia y, en consecuencia, nos encontraremos ante situaciones difíciles de sobrellevar, incluso extrañas sin venir a cuento.

El surrealismo hallado en personajes y lugares es una constante. El protagonista se verá obligado a entrar en las vidas de aquellos para hallar soluciones a su enigma y a explorar estos hasta el último rincón, en ocasiones inesperado, para conseguir pistas. Existen momentos en los que da la impresión de estar tratando con una sombra respecto de lo que esos lugares y personajes son en realidad.

Las pasiones aflorarán también aquí, procedentes de un agudo sentimiento de soledad. Es un reflejo de esa sociedad que no deja de moverse más que en la dirección que le interesa y que está herida de desamor. Llama la atención cómo una situación deplorable atrae a los sentimientos, a las ilusiones, pese a saberse muerto en vida. Cómo se busca ayuda incesantemente en lo desconocido, sabedro de que no hay nada que perder. Un momento duro dentro del libro, pero tan real como la vida.

Con una prosa que cala y un ritmo vertiginoso de muchos acontecimientos, Murakami nos regala una visita al Japón de principios de los años 80 que no olvidaremos con facilidad. Un manual ejemplar de ficción para hallar respuestas a lo que queremos saber. 

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